Me dejé fluir, comencé a ser consciente de la tensión que estaba experimentando, acepté lo que sentÃa, esto, como parte de la práctica que vengo realizando de “asumir el sentirâ€, en comunión con el Ser Interior. He asumido la responsabilidad que implica el total sentir de la experiencia. Un sentir sin juicio, permitiéndome observar al unÃsono las opiniones e interpretaciones de la mente que nos impulsan a mirar afuera, hacia la proyección, “buscando†la causa de la tensión o intensidad de la experiencia, buscando a quién o qué endilgarle el origen “la culpa†del proceso.
El juego de la mente que se cree separada es ése, buscar la causa del conflicto afuera, cuando dentro de ella se encuentra su verdadero origen.
Sentà la tensión total. Me sumergà en ella, observé de cerca la proyección de ese conflicto, la misma que “me mostraba†un personaje “afuera†duro, estricto, con miedo, en conflicto.
El conflicto en la forma como lo conocemos no estallaba, solamente una tensión rodeaba mi devenir. Decidà retirarme “tomar distancia†hacer un pare: entrar en quietud. Acepté lo que sentÃa, me dediqué a integrarlo, incluirlo, abrazarlo.
Al estar en la experiencia, la voz en mi cabeza decÃa: ya no puedo cargar más con “tu miedoâ€, repitiéndose este pensamiento con algunos intervalos. La tensión rondaba “completamente†la situación.
Continué en quietud, sintiendo, aceptando lo que sentÃa, observando lo que decÃa la voz en mi cabeza: integrando. Pedà ayuda al maestro Interior: “miremos juntosâ€, le dije, pues yo no podÃa ver.  Solo sentÃa tensión, intensidad, incomodidad.
En ese momento me dormà y desperté alrededor de la 1.30 de la mañana. La vibración que sentà en todo el cuerpo, en la mente, en el ambiente, fue contundente, profunda. Me levante y fui hacia un sofá de la sala. Me recosté, respirando profundo, aceptando la vibración. La voz en la cabeza decÃa muchas cosas: interpretaba. Decidà “pararme de frente ante la intensidadâ€, sentir el miedo, asumirlo junto con el Ser Interior, con toda la honestidad, sin colocar la experiencia afuera. Acepte la percepción, la proyección, la intensidad, hasta que me quede dormida nuevamente.
Estando dormida, en algún momento del sueño, “vi†a mi hija acercándose. Me sonrió y me mostró unos “hilos gruesos de luz†y dijo: “Estamos conectados, todos y somos luz.â€Â  Los hilos atravesaban en ese momento la oscuridad y el miedo.
Dentro del sueño, con los hilos de luz, sentà paz, quietud.
Al amanecer y al despertarme sentà un cansancio pesado durante casi todo el dÃa.
Deje ser la experiencia aceptándola tal cual era.
En la noche me fui a dormir muy temprano. En la madrugada, “viâ€, sentà como una figura oscura, una silueta, el personaje, “salÃaâ€, como desvinculándose, retirándose, muriéndose.  En ese instante me di cuenta de que quien “sostenÃa†el conflicto era la identificación con la falsa identidad, el personaje especial, la creencia en un cuerpo- personalidad, quien como guardián defendÃa y atacaba: “su casa de conflictoâ€.
Solo observaba, sentÃa la experiencia…. No sé cuantos segundos pasaron, o minutos, no lo sé… Sentà silencio, quietud, alivio y de pronto me llegó la pregunta: ¿Es el conflicto paz?
Sentà la Presencia del Silencio y como la paz iba abarcando la idea de conflicto.
En ese instante pregunté internamente: Sergi*: ¿Es el conflicto, Paz?
Y esta fue su respuesta:
“¡SI! NO HAY OTRA COSA QUE PAZ, PERO INTERPRETADA DE MUCHAS MANERAS, ASUMIR LA INTERPRETACIÓN TE LLEVA A LA PAZ ORIGINAL.â€
*sergitores.es